«Dejar de ser egoístas con nuestro tiempo, involucrarnos más»
Joaquín Elizalde y su Comisión Directiva concluyeron su mandato de dos años en la Sociedad Rural Salteña. Deja una gestión atravesada por la búsqueda de mayor apertura, obras concretas en el predio y una activa representación gremial en un contexto de fuerte cambio político y económico. En esta entrevista, Joaquín repasa los logros, los desafíos personales y gremiales, y deja un mensaje claro para el futuro:
«Los espacios que no ocupamos los productores, los ocupa alguien que no queremos».
«Uno de los grandes objetivos fue comunicar mejor»
—¿Qué es lo que más destacás de estos dos años de gestión?
—Cuando asumimos como Comisión Directiva nos propusimos, como uno de los principales objetivos, comunicar mejor. Mantener y hacer crecer a la Sociedad Rural en su rol institucional, tanto dentro del agro como ante la sociedad salteña. La Rural es mucho más importante de lo que uno percibe como socio. A veces no te das cuenta de ese valor hasta que te toca representarla, y ahí comprendés cuánto pesa como institución.
—¿Sentís que lograron esa meta?
—Sí, en gran parte sí. Además de la tarea gremial, trabajamos para hacer reuniones más participativas, incluir al Ateneo de Jóvenes, hacer capacitaciones, por supuesto la Exposición Rural, y organizar eventos con Prograno, como el lanzamiento de campaña en diciembre, en el cual queríamos mostrar, en números concretos y a las autoridades especialmente, lo que representa el campo en Salta. Fue clave que también esa información llegara a la política, a la sociedad y a medios nacionales.
En la gestión interna, pudimos concretar obras edilicias que venían postergadas: renovación de tribunas, baños, mejoras en el salón, corrales, pistas. El predio es muy grande y queda mucho por hacer, pero se avanzó.
«La unidad con otras cámaras nos hizo más fuertes»
—En este tiempo se vio más trabajo en conjunto con otras entidades como Prograno. ¿Cómo fue esa experiencia?
—Fue excelente. Con Francisco Vidal, presidente de Prograno, tenemos una relación de amistad que ayudó mucho, pero más allá de eso, comprendimos que trabajar juntos nos fortalece. Los temas son comunes: infraestructura, impuestos, retenciones, ordenamiento territorial.
Además, también nos integramos a espacios más amplios como el Consejo Económico y Social y la Mesa Empresaria. Es una de las cosas que más valoro: reconocer que, aunque haya diferencias, juntos somos mucho más representativos.
—¿Hubo respuestas del gobierno provincial a los planteos que hicieron?
—Sí. Este gobierno tuvo apertura, siempre nos recibieron. Obviamente no todo se consigue, pero hay que estar, insistir, tocar puertas. Y eso es parte del trabajo gremial: gestionar, aunque no siempre haya resultados inmediatos.
«Fue una escuela de habilidades blandas»
—¿Cómo fue el impacto personal de ser presidente de la Rural?
—Muy grande. Esto te enseña, a la fuerza, habilidades blandas: hablar, negociar, escuchar, representar. A participar y a usar bien el tiempo, que es lo que más nos cuesta dar, porque uno deja de dedicar ese tiempo a su trabajo, su familia, a uno mismo, para ofrecérselo a las instituciones.
Yo crecí mucho. Aprendí a ser más diplomático, más reflexivo, a entender que uno representa a una institución donde no todos piensan igual. Fue una experiencia que me hizo madurar, conocer gente de otros ámbitos. Disfruté mucho de esta experiencia.
—¿Te costó pensar en dejar el cargo?
—Uno siempre siente que faltan cosas por hacer, pero el esquema de renovación cada dos años, con continuidad de los vicepresidentes, es muy sano. Alfredo Figueroa va a seguir muy bien el camino iniciado. No es un cambio político de blanco a negro, hay continuidad, lo cual es importante para una institución de 125 años como la nuestra.
También es un mensaje: de unidad, de compromiso y de respeto.
«La Rural tiene un rol clave en el contexto actual»
—Te tocó un cambio de gobierno nacional muy fuerte. ¿Cómo ves la relación actual del campo con el Gobierno de Milei?
—Son dos modelos de país muy distintos. Con Alberto Fernández, había más enfoque en lo financiero; ahora tenemos que ser muy eficientes en lo productivo. Aún no se han cumplido todas las promesas, como la baja de retenciones para todos, pero sí hubo avances: para economías regionales, desregulación, camino hacia la apertura del cepo. Hay que ser empáticos: ordenar la macro lleva tiempo. Yo confío en que vamos en la dirección correcta.
—¿Cómo viste el cambio de mirada hacia el campo?
—Claramente hay un gobierno que valora al sector privado y al agro como motor de la economía. Eso se nota. Pero también sabemos que el apoyo tiene límites: si no se avanza en temas sensibles como la eliminación de retenciones, el acompañamiento no es incondicional.
«La mejor experiencia: ser escuchados por la Vicepresidente de la Argentina»
—¿Qué momento recordás especialmente de estos años?
—Cuando vino Victoria Villarruel, vicepresidenta de la Nación, a reunirse directamente con nosotros. Que una autoridad de ese nivel se siente a escuchar al agro salteño marca la importancia de la institución y la calidad política de quien lo hace.
También recuerdo con mucho cariño las exposiciones: ver el acompañamiento de los expositores, de la gente, superando expectativas año tras año.
—¿Qué te quedó como enseñanza principal?
—Que no hay que ser egoístas con el tiempo. Como dicen, hay que dejar de criticar desde el café y venir a trabajar desde adentro. Los productores tenemos que involucrarnos más. Si no ocupamos los espacios de decisión, los ocupa otro.
